jueves, 21 de octubre de 2010

Causas

La anorexia comienza con la eliminación de los hidratos de carbono, ya que existe la falsa creencia de que engordan. A continuación rechaza las grasas, las proteínas e incluso los líquidos, llevando a casos de deshidratación extrema. A estas medidas drásticas se le pueden sumar otras conductas asociadas como la utilización de diuréticos, laxantes, purgas, vómitos provocados o exceso de ejercicio físico. Las personas afectadas pueden perder desde un 15 a un 50 por ciento, en los casos más críticos, de su peso corporal. Esta enfermedad suele asociarse con alteraciones psicológicas graves que provocan cambios de comportamiento, de la conducta emocional y una estigmatización del cuerpo.
Algunas de sus causas son:
·         La propia obesidad del enfermo.
·         Obesidad materna.
·         Muerte o enfermedad de un ser querido.
·         Separación de los padres.
·         Alejamiento del hogar.
·         Fracasos escolares.
·         Accidentes.
·         Sucesos traumáticos.

Sintomas

·         Rechazo a mantener el peso corporal por encima del mínimo adecuado para la edad y talla del enfermo.
·         Miedo al aumento de peso o a la obesidad incluso cuando el peso se encuentra por debajo de lo recomendable.
·         Percepción distorsionada del cuerpo, su peso y proporciones.
·         Ausencia de tres ciclos menstruales consecutivos en las mujeres (amenorrea). Los anoréxicos pueden experimentar una serie de síntomas muy variados: estreñimiento, amenorrea, dolor abdominal, vómitos, etc.
Pero es la familia la que detecta los síntomas que dan la voz de alarma:
·         Preocupación excesiva por la composición calórica de los alimentos y por la preparación de los alimentos
·         Constante sensación de frío
·         Reducción progresiva de los alimentos
·         Obsesión por la imagen, la báscula, los estudios y el deporte
·         Utilización de trampas para evitar la comida
·         Hiperactividad

 

Consecuencias

El tipo de trastornos ocasionados por la anorexia son serios y devastadores, tanto física como mentalmente. Ante cualquier duda de que su hijo o hija la padezca es muy importante que se tomen la medidas necesarias para ayudarlo, ya que algunas de las consecuencias pueden ser:
  • Frecuencia cardiaca y presión arterial bajas, lo que provoca un cambio en la musculatura del corazón y fallas en su funcionamiento.
  • Reducción de la densidad ósea (osteoporosis), lo que provoca ruptura de huesos.
  • Debilidad y pérdida de músculo.
  • Deshidratación severa lo que provoca fallas en los riñones.
  • Debilidad general, desmayos y fatigas.
  • Resequedad de la piel y pérdida del cabello.
  • Desarrollo de cabello delgado en todo el cuerpo, incluyendo la cara (pelusa), para mantener el cuerpo caliente, ya que carecen de la grasa (tejido adiposo) que sirve como aislante para regular la temperatura corporal.
  • En ocasiones muerte por inanición.


Anorexia Infantil


La anorexia infantil es un motivo muy frecuente de consulta al pediatra, fuente de graves conflictos familiares y causa de hondas preocupaciones. Para muchos padres, el término anorexia les parecerá de extrema gravedad, probablemente por asociación con la anorexia nerviosa del adolescente, un cuadro clínico radicalmente distinto que aparece en otro momento de la vida (cercano a la pubertad) y con importantes implicaciones psiquiátricas y somáticas. En realidad anorexia, es la palabra con la que designamos técnicamente la falta de apetito. Simple y llanamente.

Podemos decir que un niño sufre este tipo de anorexia esencial cuando existe dificultad persistente para comer adecuadamente (esto es, con incapacidad significativa para aumentar de peso). Consideramos que el trastorno es persistente cuando nos lo encontramos sistemáticamente todos los días durante, al menos, un mes y siempre que no exista una enfermedad orgánica, un trastorno mental importante o una falta de disponibilidad de alimento que lo justifiquen. El problema suele aparecer antes de los 6 años, aunque puede prolongarse durante más tiempo.

Cuando analizamos las causas del estancamiento de peso vinculadas a falta de apetito, nos encontramos que sólo el 20 al 35 % de los niños que no consiguen ganar peso tienen un problema orgánico tangible y más del 50 % tienen dificultades en el entorno familiar, social o psicológico. El resto, son casos en los que no se llega a averiguar la causa nunca, aunque habitualmente mejoran de una forma espontánea e impredecible tras un período más o menos prolongado de tiempo.

También puede ocurrir que un niño rechace algunos alimentos concretos o el mismo hecho de comer por situaciones desagradables vividas con anterioridad. Tal ocurre cuando les hacemos comer bajo presiones o amenazas, convirtiendo un hecho fisiológico (comer) en una lamentable obligación. Desde luego, si castigamos sistemáticamente a un niño para conseguir que se termine un vaso de leche, es harto probable que la acabe aborreciendo para el resto de sus días. En cambio nos maravillamos viendo cómo los niños disfrutan con algunas comidas (casi siempre las mismas para toda la chiquillería), que ya de por sí tienen sabores agradables, y que además ofrecemos en atmósferas gratificantes como bodas, cumpleaños, pizzerías, hamburgueserías o en relación con distintas celebraciones o salidas del ámbito doméstico.

Tratamientos

Los objetivos globales del tratamiento son la corrección de la malnutrición y los trastornos psíquicos del paciente. En primer lugar se intenta conseguir un rápido aumento de peso y la recuperación de los hábitos alimenticios, ya que pueden implicar un mayor riesgo de muerte. Pero una recuperación total del peso corporal no es sinónimo de curación. La anorexia es una enfermedad psiquiátrica y debe tratarse como tal. El tratamiento debe basarse en tres aspectos:
·         Detección precoz de la enfermedad: conocimiento de los síntomas por parte de los médicos de atención primaria y de los protocolos que fijan los criterios que el médico debe observar.
·         Coordinación entre los servicios sanitarios implicados: psiquiatría, endocrinología y pediatría.
·         Seguimiento ambulatorio una vez que el paciente ha sido dado de alta, con visitas regulares. Las hospitalizaciones suelen ser prolongadas, lo que supone una desconexión del entorno que puede perjudicar el desarrollo normal del adolescente. Por ello son aconsejables, siempre que se pueda, los tratamientos ambulatorios.
El ingreso en un centro médico es necesario cuando:
·         La desnutrición es muy grave y hay alteraciones en los signos vitales
·         Cuando las relaciones familiares son insostenibles y es mejor aislar al paciente
·         Cuando se agravan los desórdenes psíquicos.
El tratamiento ambulatorio es eficaz cuando:
·         Se detecta de manera precoz
·         No hay episodios de bulimia ni vómitos y existe un compromiso familiar de cooperación.
De esta manera se inicia el tratamiento con la realimentación, que en ocasiones puede provocar molestias digestivas, ya que el cuerpo no está acostumbrado a ingerir alimentos. Con el tiempo se restablece la situación biológica y vuelve la menstruación. Después comienza el tratamiento psicológico, que intenta reestructurar las ideas racionales, eliminar la percepción errónea del cuerpo, mejorar la autoestima, y desarrollar las habilidades sociales y comunicativas entre el enfermo y su entorno. La familia debe tomar parte de manera activa en el tratamiento porque en ocasiones el factor desencadenante de la enfermedad se encuentra en su seno y, además, la recuperación se prolonga inevitablemente en el hogar.
Quien padece de esta enfermedad requiere comprension y paciencia, cero criticas, mucho cariño, nada de regaños o vigilancia y un buen apoyo. Hay que ser consientes de que todo esto, no suele pedirlo quien lo padece, asi que ojo con las personas muy delgadas.

Testimonios